El mundo sigue viendo a los amantes del BDSM como extraños. Nos ven a las profesionales como oportunistas, sin ser conscientes de que una relación profesional entre D/s es tan válida como cualquier otra. Y crea lazos mucho más fuertes y duraderos en el tiempo.
La sociedad más que el mundo nos limita en espíritu y libertad. Nuestras necesidades, vivencias, experiencias y autoconcepto son válidos y dignos de expresión siempre y cuando sigan las normas de lo establecido, la eterna guerra entre lo que debería ser y lo que es, lo que debería darnos placer y lo que realmente nos da placer.
Conmigo contactan personas de todo tipo, aprendo mucho de los más experimentados y me siento tremendamente fascinada por la consciencia y alineación que tienen con su sexualidad. Son conscientes del modo que la viven, la comprenden y la cultivan. Otras veces, siento tristeza cuando una persona se despide de mí por que sus valores no se alinean a su sexualidad, y no es capaz de hayar el equilibrio entre su sexo, su sexualidad y la forma en la que la expresa. Soy partidaria de la intimidad y la privacidad pero jamás de las mentiras, y prefiero dejar que una persona alze el vuelo y descubra quien quiere ser.
Es importante saber y ser muy consciente de que tu sexualidad y tu erotismo evolucionarán a lo largo de tu vida, igual que tus gustos culinarios o tu vestimenta. Que si tu fetiche, tu deseo oscuro o masoquismo se basan en unos valores de respeto, confianza y consentimiento jamás te perjudicarán, y que aunque el mundo no esté preparado para normalizar las prácticas sadomasoquistas o similares, no significa que no sean tan válidas como el sexo vainilla, la homosexualidad o el celibato.